Una voz que se apaga
un cuerpo desmayante.
Un grito de congoja
ante ese cruel destino,
regresa…no te vayas…
¡Oh Dios! yo te lo ruego…
¡Tu corazón late de nuevo!
has regresado a la vida.
Tus labios ya me nombran
yo corro a consolarte,
no saben que es mi madre
que de sus entrañas vine,
a la que tanto debo
por ella mi corazón late.
¡No te la lleves Señor!
su misión no ha terminado
en esta ingrata tierra.
Su presencia es un símbolo
de amor y abnegación,
sosiego en la lucha,
luz en las tinieblas.
un cuerpo desmayante.
Un grito de congoja
ante ese cruel destino,
regresa…no te vayas…
¡Oh Dios! yo te lo ruego…
¡Tu corazón late de nuevo!
has regresado a la vida.
Tus labios ya me nombran
yo corro a consolarte,
no saben que es mi madre
que de sus entrañas vine,
a la que tanto debo
por ella mi corazón late.
¡No te la lleves Señor!
su misión no ha terminado
en esta ingrata tierra.
Su presencia es un símbolo
de amor y abnegación,
sosiego en la lucha,
luz en las tinieblas.
(escrito el: 25 de setiembre 92)
4 comentarios:
Bellos, como siempre tus poemas y pinturas. Espero alcanzar algún día yo también esa paz que llega tras el sufrimiento. Un beso
Bellas tus poesías, así como las pinturas que nos regalas.
Abrazo
Ha sido un acierto encontrarte...
poeta y pintora...
como mis haceres de vida y sentires mas profundos..
gracias por eso!
De nuevo te visito para ver tus creaciones. Preciosas.
Dos besos.
Adelaida
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